sábado, 6 de septiembre de 2008

Pánico inesperado

La pantalla, o el cuadradito que me suministra blogger para escribir una entrada, permaneció en blanco hasta recién.
La mente sigue en penumbras. Los pensamientos enmarañados, y un desgano de sábado solitario se disculpa y me invita a ver una película en el televisor del dormitorio. (Mala costumbre diría mi madre... "EL dormitorio es para dormir".)
He intentado escribir algo que comunique algo. Que sirva. Que alimente. Que abrigue. Que enseñe. Que comparta.
Nada.
No es tedio, me digo. Es cansancio. Y es verdad...Pero, faltarme las palabras, el qué decir...Mmmmm
Paralísis psicológica en la primera etapa de un trabajo
.Leo por ahí
Y sigo leyendo el artículo de por ahí con una serie de consejos.
Recuerdo la nota inicial de Nora en su recién estrenado blog. Tendría que pedirle que en un descanso del ascenso, el I Ching me anticipe desconocimientos profundos sobre mí.
Me aplasta lo que afirma el sociólogo Carlos Zurita " Para demostrar(se) que uno existe hay que escribir", pero leo su monografía y me entusiasmo.Quiero seguir con la lectura.
Abandono entonces el blog por hoy, no del todo satisfecha, aunque haya dado el primer paso.

7 comentarios:

Daniel Krichman Hernandez dijo...

Todo comunica. Todo alimenta. Todo abriga. Todo enseña. Todo comparte. A veces nuestra propia percepción nos impide ver eso. Queremos que alimente, que enseñe, que abrigue, que comparta... y secretamente hemos pensado en un destinatario.Y tal vez no sea él quien deba estar del otro lado.

Estas máquinas maravillosas son capaces de llevar nuestras palabras, como un mensaje arrojado al mar digital adentro de una botella, hasta territorios ignotos, y ponerlas ante los ojos y los oídos de aquellos que no conocemos y quizás no conoceremos, pero que pueden nutrirse con nuestra voz escrita digitalmente. Y eso nos conecta con ellos. Eso dibuja un cordón delgado e invisible entre ellos y nosotros, por donde circula la vida más allá de los confines que podemos reconocer con los modos que acostumbramos a poner en juego para eso.

Si de acampar en el insomnio se trata (Benedetti dixit), pues entonces démosle al espacio de la vigilia la posibilidad de convertirse en un lugar donde soñarse más allá de lo que suponemos como posible.

La palabra que escollea frente a la hoja en blanco no es más que una parte del lenguaje que, como líquido que se precia, encontrará la forma de salirse de madre y exprsarse, decir lo suyo, si sabemos no ceder a la creencia de que esas palabras que nos rondan el pensamiento, son las únicas que tienen algo para decir...

Algunos lujos he podido darme en esta vida. Uno de ellos va siendo éste de transitar contigo estos caminos de aprender cosas que no conocemos.
Abrazo
danielk

vale dijo...

"Pero, faltarme las palabras..."
¡qué linda expresión!, se me aparecía como con un tono, un gesto (pera hacia arriba, palmas abiertas delante del cuerpo): Tedio? cansancio, sí, lo que quieran, le pongo el pecho. Pero, faltarme las palabras?!, y ahora qué hago?

Y pensaba que en realidad, llegar a que a uno le falten las palabras es también haber renunciado a repetirlas. Es, así, en algún sentido, un logro, un momento necesario...
Seguramente, no se hará en vano...

un cariño, vale.

(y ojo que esto, lo escribo acá porque es tu frase, pero me lo dijo a mí, eh.
¡cómo faltan! ¡cómo faltan las palabras!)

vale dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pablo Scarfo dijo...

Diana, te dejo dos cositas que quizás te gusten.
Abrazo, Pablo

Discurso del método, método del no discurso, y así vamos.
Lo mejor: no empezar, arrimarse por donde se pueda. Niguna cronología, baraja tan mezclada que no vale la pena.Cuando haya fechas al pie, las pondré.O no. Lugares, nombres. O no.De todas maneras vos también decidirás lo que te dé la gana.
La vida: hacer dedo, auto-stop, hitchhicking: se da o no se da, igual los libros que las carreteras.
Ahí viene uno.
¿Nos lleva, nos deja plantados?
Julio Cortazar

Entonces escribir es el modo de quien tiene la palabra omo cebo: la palabra pescando lo que no es palabra. Cuando esa no-palabra -la entrelinea- muerde el cebo, algo ha sido escrito. Una vez que se pesca la entrelínea, sería posible expulsar con alivio la palabra. Pero ahí se detiene la analogía: la no-palabra al morder el cebo, lo ha incorporado. Lo que salva, entonces , es escribir distraídamente.
Clarice Lispector.

norag dijo...

Como todo lo inesperado, este pánico no se será en vano. ¿Será un modo de ayudarnos a escuchar el desgano, a dejarnos atravesar por la falta de palabras, a explorar los bordes del vacío?. Lejos de parálisis psicológica, considero este estado como un convite a la espera, a la introspección, a la zambullida dentro nuestro? Me parece que si aceptamos el miedo que eso nos produce y nos dejamos llevar por la languidez, seguro que salen cosas maravillosas, como ese primer texto que me muestra una Diana vulnerable que busca. Abrazo y promesa de tirada de I Ching. Ya descubriremos el modo de hacerlo virtualmente. Nora

silvia ene dijo...

gracias Diana por tus HURRAS y por tus saludos a mi logro! Cuando recién iniciamos el campamento, y ví en tu perdil que tenías uno ó dos blogs UAUUUUUUUU, que respeto me dió!
También que te haya agarrado el miedo, me hace sentir acompañada, no estoy sola. Como dice norag, no será en vano. Este es un espacio de libertad, y eso ya atemoriza, para que podamos bienusarla. Adelante con la aventura...

silvia ene dijo...

gracias Diana por tus saludos y tus HURRAS! Cuando iniciamos el camino y leí tu perfil, ví que tenías uno o dos blogs (creo) y eso me dió un gran respeto y admiración por vos. Te acompaño en el miedo, y, como dice norag, no será en vano. Experimentamos un espacio de libertad, y no es fácil seguir transitando y soñando. Gracias de nuevo...